(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 5 de Julio de 2005)
El proceso de intubación de un recién nacido en la sala de partos con ser una maniobra necesaria y con unas indicaciones precisas, origina por la propia maniobra en si una serie de alteraciones fisiológicas que deben conocerse para de esta forma mi nimizar la yatrogenia. Los Dres. B. Lane, N. Finer, y W. Rich. Duration of intubation attempts during neonatal resuscitation. J Pediatr 145:67-70, 2004, publican este artículo donde revisan los efectos de la intubación en función de la duración de la reanimación del recién nacido.
Entre los efectos adversos que se describen durante la intubación neonatal se describen bradicardia secundaria a la estimulación vagal, aumento de la tensión arterial y progresiva desaturación de oxígeno con incremento de la presión intracraneal. Al gunos de estos efectos adversos pueden ser minimizados con premedicación (atropina y relajantes musculares) y disminuyendo la duración del procedimiento, aspecto este ligado a la pericia del neonatólogo. La duración media del procedimiento de intubación de un recién nacido según el artículo anteriormente comentado, en una revisión sobre 121 intubaciones realizadas en el Servicio de Neonatologia del Department of Pediatrics, UCSD Medical Center, San Diego, California; fue de 30 segundos. En 6 de ellos la intubación se realizó por aspiración de meconio y la duración media en estos casos fue de 22 segundos. Estos autores consideran que el riesgo de efectos adversos tras intubación por debajo de los 30 segundos es prácticamente nulo.
Las guías clásicas publicadas hace mas de 20 años (Marshall TA, Deeder R, Pai S, Berkowitz GP, Austin TL. Physiologic changes associated with endotracheal intubation in preterm infants. Crit Care Med 1984;12:501-3), recomendaban realizar la intubación en un tiempo máximo de 20 segundos. Sin embargo, de este estudio se desprenden varios datos de interés, en primer lugar la duración de una intubación llevada a cabo por un periodo mayor de 60 a 120 segundos se asocia con incrementos significativos de presión intracraneal, en segundo lugar la premedicación con atropina o relajantes musculares en la sala de partos es prácticamente imposible de llevar a cabo.
En el ámbito de la reflexión personal estas consideraciones me hacen replantear algunas cuestiones. La disminución de la natalidad en muchos de nuestros hospitales ha llevado aparejado una disminución del número de reanimaciones neonatales realizadas durante el periodo de formación de nuestros residentes, de esta forma no es infrecuente que al término del periodo de formación se hayan realizado un número de intubaciones neonatales que no garantizan la pericia necesaria para no rebasar los 30 segundos.
Prof. Dr. José Uberos Fernández
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